viernes, 26 de agosto de 2016

La virtud cotidiana

De El Error de Narciso, de Louis Lavelle (1939):
La vida real es esta vida humilde y común que no es visible sino a un número muy pequeño de los seres, con los cuales estamos unidos de manera muy estrecha y de la cual se apartan rápido los que son ávidos de aparentar y que tratan de brillar en un teatro más grande. Esta vida está hecha de infinidad de emociones, de pensamientos, de acciones que, en cada instante, nos brindan una comunicación real con las cosas y con las personas que nos rodean. Más allá de un círculo muy pequeño, todos estos movimientos de nuestra alma nos escapan, su intimidad decrece, los efectos que producen no dependen más de nosotros.
No hay que despreciar todos estos acontecimientos de breve duración, que llenan cada una de nuestras jornadas, todos estos incidentes de la vida cotidiana que no dejan huella y no encuentran ninguna repercusión, pero en los cuales todo nuestro ser no cesa de comprometerse; los únicos a los cuales podemos dar un sentido vivo y pleno y que nos permiten sin duda, alcanzar en cualquier punto un contacto con el absoluto. Si cada uno de nosotros supiera dirigir su mirada hacia ellos, y consagrarles todos sus cuidados, no habría más necesidad de estos grandes proyectos mediante los cuales nosotros tratamos de cambiar la faz del mundo. Ésta se cambiaría sola, sin que nosotros lo quisiéramos.